Voyeurismo en la actualidad

Introducción
Primeros alcance
El nuevo voyeu
El verlo todo
Conclusión
Bibliografía

Introducción

Este trabajo pretende hacer un alcance acerca de la nueva modalidad de ver que existe en la cotidianidad utilizando al voyeur como sujeto de análisis. El mirar socialmente ha desviado la vista hacia nuevos temas de interés pero lo mas importante es el medio que actualmente esta utilizando para poder percibir esta información, que en al actualidad esta llegando de manera sintetizada.

El trabajo apuntara hacia un modelo reflexivo y de análisis dentro de la cultura urbana y las nuevas tecnologías y su directa implicancia en la conducta de lo que en la actualidad significa mirar, en esa relación es donde se pretende encontrar factores implícitos que muestren el porque y el como de esta mutación del mirar, donde existe un antes y un después desde el perdido moderno al contemporáneo.

El voyuer si bien plantea distintas acepciones sociales acerca de sus conductas y devenires acá simplemente se prentedera un visión general de su conducta a partir de su definición etimológica hasta paradigmas sociales tecnológicos.


Primeros alcances

Etimológicamente el término Voyeur proviene de la palabra francesa “voir” que significa mirón u observador. Socialmente el término responde a una consideración de este como una actitud meramente sexual vinculada ya, bajo términos de la psicología, a un cuadro psicopatológico. Este, considerado como una enfermedad, plantea el caso de aquel que solo logra la excitación mediante la masturbación y la observación de terceros practicando sexo. Pero, bajo mi consideración, la práctica voyeurista abarca un rango más amplio que el asociado netamente a lo sexual y es el de la satisfacción de la libido visual, la cual siempre ha sido instintivamente necesaria de satisfacer por el hombre.

En nuestra sociedad el mirar es algo necesario. Vivimos en una cultura basada en lo visual; lo anterior se grafica concretamente por ejemplo, en el éxito mediático de la televisión frente a la radio; nuestro órgano primario de supervivencia es el ojo, con él poseemos control de la realidad espacial y nos desenvolvemos mas tranquilamente. El mirar se torna algo cotidiano, tan así es que nuestra memoria visual es la mas desarrollada dentro del organismo; podemos identificar objetos sin haberlos vistos en años para después incluso reproducirlos. Es quizás en eso donde recae la necesidad del poder observar cosas distintas, cosas que no sean de nuestra cotidianidad, pero que sin embargo se vuelven necesarias, como lo es el hecho en si de acercarse solamente a observar un accidente o toparse con una pelea callejera; y a pesar de que nuestra presencia es parte del entorno, nos escodemos junto a las masas que observan atentas. Esas pequeñas cosas son parte de nuestra necesidad voyeurista, de poder espiar en la cotidianidad ajena y hacernos cómplices sin ser parte de ella. Román Gubern en su texto “Del bisonte a la realidad virtual” hace alusión a una definición psicoanalítica acerca de la pulsión escópica, que es el apetito de por la visualidad, característico de la inteligencia humana.


Un ejemplo claro es lo que ocurre en Estados Unidos donde algunos hoteles rascacielos junto a la mentita y la toalla de cortesía incluyen unos binoculares sobre el velador para observa lo que pasa en otros departamentos o la explosión de paginas en Internet mostrando cuerpos femeninos plantea distintas problemáticas acerca de la visualidad de lo voyeur.

El voyeurista responde a la satisfacción instantánea del mirar, no existe una reflexión acerca del contenido de lo observado sino que apela simplemente al goce. Esa es la relación es la que no aborda la psicología al referirse meramente a lo voyeur como una sicopatología sexual, la neurobiología en cambio establece 3 capas de cortezas cerebrales que se aproximan a una definición mas amplia. Es a lo que se refiere Juan David Parra acerca de los estudios del neurólogo Paúl MacLean. “Esta teoría de la triple capa cerebral de MacLean puede servirnos entonces para comprender este hecho social del consumo de imágenes que revelan la vida intima de la personas. Según esta teoría de la neurociencia el cerebro esta dividido en tres capas (semejantes a tres computadoras) La primera constituye el complejo R o complejo reptil que es la base del cerebro, en la cual toda la constitución física del cerebro es análoga, casi idéntica y emparentada en alto grado, en términos de evolución al cerebro de un reptil. Encima de esa capa
–conviviendo con ella- pero sin ser lo mismo, esta el complejo de Lo límbico que es el cerebro evolucionado de los mamíferos. Este permite al ser vivo preocuparse por sus crías, le permite jugar y sentir algunas emociones. La tercera parte es el complejo C, que es la corteza cerebral y que diferencia al hombre del resto de los animales, es la capacidad de simbolizar y de razonar.”1 El espectador o voyeur activaría la primera corteza cerebral, donde en ese nivel no existe un análisis de la conducta solamente recepción de estímulos. A partir de esta hipótesis se plantearía que el mirón simplemente seria un espectador pasivo, sin reflexión, que digiere imágenes sin ni un filtro, esta conducta se asemejaría al concepto de voyeur contemporáneo que se quiere explicar.

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1 Cocimano, Gabriel, 2005, Inercias de la sociedad voyeur. El sujeto-espectador en la era actual,
http://www.cibersociedad.net



El nuevo voyeur


En el periodo moderno el voyeur era un personaje absolutamente distinto al que habita en la actualidad, este, definido como flâneur (que en francés significa paseante) es un termino acuñado por Walter Benjamín en la poesía de Baudelaire y también presente en las narraciones de Poe. El flâneur es un personaje voyeurista que adopta el observar dentro de la ciudad como una conducta abstracta, sintiéndose en un espacio invisible recorre espacios y conductas con la mirada, tratando de entender el entorno. Así bien el mirar en esa época esta ligado al caminar y al movimiento, el mecanismo de experiencia voyeur recae en cuanto una persona podía recorrer dentro de la ciudad. Por el contrario en la actualidad el voyeur es completamente distinto, cambio de entorno y dejo la mirada fija en un objeto. Este muto principalmente por los avances tecnológicos en imágenes técnicas y sistemas de reproducción como también de capitación, pasando de un observador personal a uno masivo si dejar lo privado.

En un comienzo se podría decir que son los medios impresos los que comenzaron a llevar las imágenes hacia el espectador, la visualidad en ese momento permitía al voyeur recorrer la ciudad con la mirada en un papel agarro por ambas manos, sentado en algún medio de transporte descontextualizándose del entorno. El siguiente objeto que ya llevaría el voyeur a un nivel más abúlico seria el de la televisión para luego desencadenar su objeto favorito el Internet.

Los medios de imágenes técnicas nacen y comienzan a ser un centro de atracción, información visual comprimida en un soporte barato que nos permite ver algo muy similar a lo real en un corto plazo. Esto dio paso a la masificación y una visualidad colectiva donde el voyeur cada vez anclaba más sus pies para que la imagen viniese hacia él. El observador cambio su entorno y el pasear por una imagen fija.
La insospechada y continua evolución de tecnologías trajo la imagen animada, donde en un comienzo, como evento de fin de semana, era lo que significaba ir al cine, pero posteriormente se instauro la televisión dentro de los hogares. Esta trajo el mundo a la comodidad, el voyeur muto nuevamente y se encerró a percibir su exterior, su entorno, el mirar se transformo en algo abúlico, donde no existe necesidad de experimentarlo para saberlo. El espectador cambio la ventana o el pepping tom (mirar a través de la cerradura) por los nuevos sistemas de imágenes que nos entrego la modernidad. Pero en ninguna instancia el voyeurista abúlico dejo de lado la privacidad, la televisión le entrega todo un océano de imágenes para la soledad de la sala de estar o la habitación, siendo así, la gente era atraída hacia sus aparatos receptores.

Román Gubert en su libro el simio informatizado hace alusión al nacimiento de la televisión: “Cuando en 1933 Vladimir Zworykin presentó su revolucionario tubo iconoscopio, que hizo posible la televisión electrónica, no lo hizo como un medio de comunicación de masas, sino como un "medio para aumentar la amplitud de la visión humana", llegando a proponer la instalación de una cámara de televisión en un cohete para la observación de lugares inaccesi­bles”2. A pesar de que la televisión estaba naciendo, dentro de su primera función ya se explicaba cual seria su devenir.

En televisión existe el término llamado zapping, que es considerado el cambiar de canal cuando la imagen ya no produce satisfacción, la inmediatez de la transformación, que representa a la cultura post moderna en constante cambio. El zapping se ha convertido en una forma de observar la imagen, cambios secuenciales rítmicos visuales donde el observador sintetiza la información que es entregada en saltos. Este forma de viajar a través de canales es característico de nuestra sociedad contemporánea, finalmente la visualidad se convierte en un zapping constante donde nunca se introduce en ningún tema. Dentro de la televisión en el programa por excelencia voyeur es el tema de los reality show, donde se muestra a personas viviendo la cotidianidad, vigilados por decenas de cámaras y micrófonos. En este tipo de visualidad aparece un voyeur diferente al que solo observa y siente para el, nace un voyeur emocional (emovoyeur) donde la idea es que compatibilice con el protagonista.

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2 el simio informatizado Román Gubert pag 108 capitulo V dicción electrónica



Claramente los nuevos medios de recepción de imágenes han llevado al voyeur a
un nuevo nivel, si bien aun en la intimidad del anonimato existe un voyeur que ahora puede tener un contacto o una relación con lo observado.

Internet es la fuente que se dedica a condensar toda la información que el ser humano esta recopilando, armados cada uno con sus propias cámaras de foto y video, la gente regala sus imágenes al mundo para que cualquiera pueda ver todo lo que ofrece la existencia, cosas que pensamos nunca alcanzaríamos a apreciar de manera sencilla. Desde nacimientos a muertes, el carácter genero real es lo absorbe en su mayoría a los espectadores voyeures, esa complicidad de imagen sucia e imagen imperfecta le entrega la emoción al espectador de que eso esta sucediendo y que prácticamente no es un acto discutible.

El voyeur de Internet tiene una relación donde tiene ahora la posibilidad de ser un exhibicionista de su entorno para que los demás sean voyeures de su realidad, para que e cierta manera la existencia de esa persona sea un poco mas gratificante, porque hay generaciones que se han criado con la imagen de su par de la misma manera que con su par. Desde este punto uno puede hacer una reflexión y encontrar que las misma imágenes que las personas suben de su vida son observadas por ellas mismas entrando en la categoría de autovoyeur, que mas bien seria una especie de autosatisfacción sensorial, un suerte de masturbación.

Estos medios en si vinieron a saciar nuestra necesidad voyeurista




El verlo todo

El ser humano posee la característica de la búsqueda del conocimiento, ha estudiado todo su entorno tratando de entenderlo científicamente, llevándolo a ver cosas que el ojo normal no podría mediante microscopios y telescopios, la cámara cumple la función de situar la vista donde muchas veces no puede llegar el hombre.

“Nunca un medio ha estado tan perfectamente casado con su sujeto como la cámara lo está al voyeurismo.”1 es lo que afirma un autor anónimo acerca de esta estrecha relación de modernidad y necesidad. Claramente desde la creación del telescopio por Galileo, el ser humano a tenido la posibilidad de acercar realidades lejanas para (de modo ausente) ser parte de ellas, saber de ellas, pero no involucrarse en el momento. Los sistemas ópticos han podido entregarle la capacidad del voyeur de alimentarse desde otras realidades, funcionando estos como extensores.

Los mercados y las avanzadas tecnologías han situado cámaras por todas partes para distintos fines, creando un universo impresionante de imágenes, de distintos
tipos y contenidos. En el universo de las imágenes prácticamente se puede encontrar de todo, programas computacionales como “GoogleEarth” invitan al usuario a recorrer el mundo por medio de imágenes satelitales, o un nuevo consolador que apareció en el mercado sexual que posee una cámara en la punta hablan de esa necesidad humana de verlo todo, percibir realidades a las cuales no somos capaces de participar.
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1 http://www.zonezero.com/exposiciones/fotografos/voyeur/introsp.html



Conclusión.

En la actualidad el voyeurista se transformo en un ente abúlico, a diferencia del periodo moderno donde el voyeur era caracterizado por el flâneur este voyeur se ve inmerso en un océano de imágenes que colapsan de manera sintetizada en la comodidad del hogar, este acto en si podría ser catalogado como una exofobia canalizada por la visualidad. El ser humano cada vez se esta haciendo dependiente de la información sintetizada olvidándose de su cuestionamiento, simplemente digiere, es en cierta manera la gula de la visualidad, la glotonería del consumo por el ojo, en muchos casos no hay discriminación. Ya que desde un primer nivel el ojo reprime a los otros sentidos y el hombre ha sabido explotarlo a partir de la conducta del consumo, este consumo es lo que ha generado una dependencia a la visualidad, en cierta manera, es como una adicción a las imágenes de lo ajeno, a lo que no nos pertenece, escapando de su propia cotidianidad e introduciéndose a cotidianidades paralelas, en cierta manera eso es lo rentable de la imagen de lo ajeno. Nos muestra algo del cual nunca podremos vivir y es la vida de otros.

En la actualidad limites de la visualidad están regidos claramente por las nuevas tecnologías, mas allá de la moralidad establecida, es un ser dependiente del mecanismo, el hombre en la actualidad se ha hecho dependiente de la imagen exótica, de lo que no acostumbra a ver y eso, ahora, solamente se lo ha podido entregar las nuevas tecnologías. El primer hombre en la luna, la segunda guerra mundial, la caída del muro de Berlín, las torres gemelas. El ser humano ha sabido sentarse frente a una vitrina de emociones que por muy distinto que sea al voyeur moderno sigue satisfaciendo la mirada desde una sociedad distinta.